lunes, junio 19, 2006

El matrimonio es cosa de dos,... o tres, o cuatro...

Se preguntaba Machín en el bolero (magistralmente versionado por Bebo Valdés y el Cigala), si es posible amar a dos mujeres a la vez. Aunque la respuesta, a la vista de la realidad, parece ser afirmativa tanto con hombres como con mujeres, lo cierto es que hasta ahora, en nuestra cultura, el matrimonio siempre ha sido posible sólo entre dos personas.

La principal razón podría ser puramente biológica: en la mayoría de los animales, al estar la relación sexual encaminada a la reproducción, esa relación tiene lugar entre macho y hembra. Es decir, al haber dos sexos, la relación “amorosa” se da entre dos individuos. A parte de este aspecto, no parece haber otras razones, pues si se puede amar a un padre y una madre, a varios hijos, hermanos, etc., entonces es que el amor no es algo que se agote, o que haya que reducir a un número determinado de personas. Existen muchos casos de personas que tienen un relación amorosa satisfactoria, pero a la vez sienten amor por una tercera persona. Incluso se dan los casos de “intercambio de parejas”, con los que la relación se extiende a cuatro personas.

Por todo ello, ahora que el matrimonio no depende del sexo de los cónyuges, ¿Qué motivo existe para que sea sólo entre dos personas? ¿Hay diferencia objetiva entre un matrimonio entre dos hombres y uno entre tres hombres, o un hombre y dos mujeres, o dos mujeres y un hombre, etc.?

Y en cuanto a los hijos, concebidos o adoptados, si un niño está bien con dos hombres o dos mujeres que le quieran y le cuiden, mejor todavía estará con tres o cuatro progenitores, los cuidados y cariños serán aún mayores.

¿O a lo mejor no?